sábado, 5 de julio de 2008

¿Dónde voy cuando me duele?

¿DONDE VOY CUANDO ME DUELE?


La consigna de esta semana se relaciona con una pregunta que nos hacemos cuando pensamos en la atención de nuestra salud, cuando tenemos algún problema o nos sentimos enfermos.

Si hay algo que no podemos eludir a la hora de pensar en nuestra atención, la de nuestra familia o la de nuestra comunidad es saber a quien recurrir cuando estamos en problemas. Pensar en qué manos estamos cuando de cuidar, recuperar la salud o prevenir se trata.

Quien me atiende, adónde acudo cuando necesito consultar por problemas de salud?

El nuestro es un sistema de salud fragmentado, tristemente partido en pedazos que nos hacen no iguales, o iguales pero no tanto. Existen diferentes tipos de cobertura para nuestras dolencias: Los efectores públicos, hospitales, salas de atención primaria, las Obras Sociales, las empresas de medicina prepaga, las empresas de emergencias médicas.

El subsistema de Obras Sociales es el que, en Argentina, cubre a la porción mayor de la población. Unos 16 millones de personas. Atiende a los trabajadores en relación de dependencia que, cada mes, aportan solidariamente una parte de su sueldo para asegurarse el cuidado de su salud. Y es la solidaridad en el financiamiento y la equidad que logra en sus prestaciones lo que lo distingue desde hace seis décadas, cuando se creó con la idea de que los trabajadores de cada rama de trabajo tuviesen sus propios servicios de alta calidad.

Algunos, unos pocos, apenas un millón y medio contrata un servicio de aseguramiento privado, las llamadas empresas de medicina prepaga.
Los prepagos son contratos de aseguramiento de la atención de la salud. Se paga una cuota mensual relativamente alta en forma adelantada, cada mes, y se obtiene a cambio el derecho a obtener prestaciones de atención.

El resto de los argentinos, los más, por cierto, cuenta con la cobertura exclusiva de los servicios de salud estatales. El hospital público, la salita de atención primaria. En realidad, este sector, el estatal, es el que tiene el cometido directo y el mandato para gobernar la atención de la salud. Entre sus funciones figura, por ejemplo la regulación del sistema de Obras Sociales y empresas prepagas.

Llamativamente, el subsector público y de Obras Sociales es bien valorado por quienes lo utilizan pero suelen contar con lo que llamamos “mala prensa” entre aquellos que no se sirven de ellos y, por ende, se supone también a menudo que la cobertura privada, la de los más ricos, es la mejor, la de mayor calidad. Este es tambièn el subsector que suele ocupar la primera plana de los diarios cuando amenaza con aumentar sus cuotas.

Muchas y variadas son las percepciones y las opiniones sobre quien, quienes o qué nos atiende cuando tenemos una necesidad relacionada con nuestra salud. Seguramente también son variadas las experiencias de contacto con el sistema de salud.

Pero en IM-PACIENTES sabemos que lo que realmente nos interesa como usuarios del sistema de salud es que nos escuchen, que nos comprendan, que nos expliquen, que nos ayuden, que nos cuiden, que nos dejen decidir, que nos acompañen… y no sólo que dispongan uno o dos pruebas diagnósticas y algún que otro medicamento.

Tal vez algunos, unos pocos, podrán decir tengo “mi médico”. Otros encontrarán referencia en un equipo o en un lugar de atención. Es probable que la mayoría, como nos contaba una oyente en un mensaje de nuestro primer programa, acudan a un servicio dónde nos toca en suerte un médico o un enfermero distinto cada vez, a quien hay que contarle todo lo necesario para iniciar una relación que tiene por objetivo cuidar la salud y aliviar la dolencia.

Esta semana en IM-PACIENTES queremos compartir vivencias y opiniones acerca de quén nos atiende. Sus cualidades, sus valores, también sus defectos.
Y reflexionar sobre “qué queremos” para nosotros y los nuestros.

¿ dónde voy cuando me duele? Es la consigna.

Dejanos tu comentario, tu experiencia, tu pensamiento aquí en nuestro Blog.

Los IM-PACIENTES

1 comentario:

Anónimo dijo...

Virginia de Hurlingham: Voy al médico a hacer controles, por prevención. El médico es macanudo, de cabecera. La señora no se automedica por nada.
Angélica de Acassuso: Tenía médico de cabecera cuando estuvo con gripe fuerte le dijo que se sentía mal y el médico le respondio levantando los hombros: "¿Ahora que hacemos?". Ella se fue enojada y fue al Hospital de San Isidro y luego al Hospital Cetrángolo en Vicente López. Ahora está muy contenta con su elección.
María Luisa de Ciudadela: Tiene una infección urinaria. Fue a su Clínica paga en Ciudadela. Le dieron dos inyecciones y le dieron un turno para dentro de un mes con un ginecólogo. Pero tiene muchos dolores!! También fue a PAMI y le dieron una medicación. Pero todavía no le resuelven el problema. Ninguno de los médicos satisface sus necesidades.
Iris de Flores: Fue al Hospital Español a cambiar un turno y le dijeron que no se podía. Hubo una situación violenta en el Hospital donde un médico le contestó muy mal y ella terminó yendo a la Dirección para quejarse. Dice que ese hombre es un cobarde, no un médico.