miércoles, 24 de diciembre de 2008

Este viernes en IMPACIENTES


Vamos a seguir brindando y compartiendo nuestros deseos saludables. Para acercarnos los tuyos podes llamarnos durante el programa o dejarnos un mensaje en impacientes@yahoo.com.ar o hacerlo aqui en el blog.
chin chin
LOS IM-PACIENTES

lunes, 22 de diciembre de 2008

Sala de Espera. Lo que no llega al Consultorio

Salud y Navidad

Por Mario Martínez

Como recordarán nuestros oyentes, en el episodio anterior, Antonio, el subjefe del servicio de clínica médica del hospital, había presentado un planteo ético frente a la gremial de profesionales contra el jefe de su mismo servicio. Este último, casualmente, era el hijo del director del hospital.
Edgardo, en representación de la minoría dentro de la gremial, fue el más interesado en impulsar el difícil proceso.
La gremial había aclarado que el tribunal de ética sesionaría luego de las fiestas de fin de año, lanzando en cambio la invitación para una cena de camaradería, comisionando a Edgardo para que distribuyera las invitaciones y confirmara las asistencias.
Finalmente llegó el día de la cena y nadie faltó a la cita. Excepto el personal de guardia, como es prudente comprender.
Los lugares en las mesas se ocuparon como es tradicional en estos casos, reproduciendo la distribución del poder. La mesa principal la ocupaban los directores y jefes, la siguiente los cuadros intermedios, luego los profesionales, en general agrupados por servicios, posteriormente el personal de enfermería, y al final el personal de maestranza. Juntos si, pero no revueltos.
En la mesa que ocupó Edgardo también se sentó Antonio. Si bien tenían rangos distintos, claramente se trataba de la mesa de los díscolos. Mariano también los acompañaba, aunque para él ser díscolo se tratara solo de una pose.
-Che, disparó Mariano, ¿Puedo disponerme a comer, o me van a venir a hablar de los ocho chicos que mueren de hambre por día?
-¡Pará hermano! Se enojó Antonio, ¡No te voy a permitir que te rías de eso!
-No te calentés Antonio, trató de mediar Edgardo, mirá que Mariano es capaz de marcarte en el mapa de la inseguridad punto com.
-¿Querés más inseguridad que la de esos pibes? Preguntó Antonio. ¿Cómo puede ser que para su defensa no salga ningún ingeniero, aunque sea trucho?
-Bueno, siguió Edgardo, las religiones defienden a los pibes antes de que nazcan, pero se olvidan de ellos una vez nacidos.
-Che, interrumpió Mariano, hagan silencio que empiezan los discursos.
-Colegas presentes, personal del hospital, amigas y amigos, arrancó el director. Estamos llegando al final de otro año en el que el hospital aumentó mucho su trabajo. Todos los servicios han visto incrementada su producción. En especial los servicios de guardia, los consultorios externos de pediatría y la maternidad: la guardia atendió 30.000 consultas, los consultorios externos de pediatría casi 100.000, y se realizaron este año un 20% más de partos que el año anterior.
-¿Me equivoco en las cuentas, o uno de esos ocho pibes nace en este Hospital? Arriesgó Mariano.
-Esta vez si que tenés razón, lo acompañó Antonio.
Edgardo pensó entonces por qué brindaría al final del discurso. Si lo haría por el fin de la falsa camaradería, o por que abundara de una buena vez la comida.


Niño silvestre
(Joan Manuel Serrat)

Hijo del cerro
presagio de mala muerte,
niño silvestre
que acechando la acera viene y va.

Niño de nadie
que buscándose la vida
desluce la avenida
y le da mala fama a la ciudad.

Recién nacido
con la inocencia amputada
que en la manada
redime su pecado de existir.

Niño sin niño
indefenso y asustado
que aprende a fuerza de palos
como las bestias a sobrevivir.

Niño silvestre
lustrabotas y ratero
se vende a piezas o entero,
como onza de chocolate.

Ronda la calle
mientras el día la ronde
que por la noche se esconde
para que no le maten.

Y si la suerte
por llamarlo de algún modo,
ahuyenta al lobo,
y le alarga la vida un poco más.

Si el pegamento
no le pudre los pulmones,
si escapa de los matones,
si sobrevive al látigo, quizás

llegue hasta viejo
entre cárceles y "fierros"
sembrando el cerro
de más niños silvestres, al azar.

y cualquier noche
en un trabajo de limpieza
le vuele la cabeza
a alguno de ellos, sin pestañear.

Mensajes del Programa del viernes 19 de diciembre

Romina de Banfield: Feliz navidad a todos los Im-pacientes, y sobre todo a su hermana Nadia, de parte de su cuñado y sus sobrinos también.

Jorge Lombardi de la Universidad de Quilmes: En los países latinoamericanos, la comunidad incaica festeja la llegada del sol la última semana del año.

Graciela de Flores: Con respecto al comentario que hizo julio sobre el exceso de comida, todos podemos reafirmarlo cuando salimos a la calle al día siguiente y vemos montañas de basura fermentando y rebalsando de las bolsas.

Rubén de Berazategui: Le gusta muchísimo el programa, lo escucha siempre, y le encantan los temas que tratamos. Nos manda un saludo enorme a todos los Im-pacientes por las fiestas. A "Lacan de la Lor": es un irrespetuoso con el tango y sobre todo con Barbieri y Cadícamo.

Alfredo de Adrogué: ¿Qué festejamos los argentinos? Si se mueren 8 chicos por día, se mueren abuelos, nos roban la patria, y tenemos a la reina Cristina que se roba todo.

Patricia (mamá de Octavio) de Burzaco: Saludos a todos los Im-pacientes. Buen augurio para el 2009. Que Im-pacientes esté el año que viene nominado para los Martín Fierro en la categoría radio interés general.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Sala de espera: Se tiran conmigo

por Mario Martínez

-¿Ustedes creen que si lo invitamos a la cena de fin de año nos puede contagiar? Preguntó burlón Mariano.
-Querés dejar de decir pavadas, le contestó Edgardo con muy poco humor.
El que había desencadenado toda esta catarata de frases incómodas era Antonio, el subjefe del servicio de clínica médica.
Cansado de los manejos autoritarios de su jefe, presentó un planteo ético frente a la gremial del hospital.
Ésta se encontró con un caso inédito: tener que someter al juicio de sus pares a quien era nada menos que el hijo del director del hospital.
Al momento de presentar excusas para integrar el tribunal de ética sin dudas se batieron todos los record: desde excluirse por amistad manifiesta (el reglamento nada decía al respecto, pero igual fueron tenidas en cuenta) hasta adelantamiento relámpago de las vacaciones, a fin de poner distancia prudencial con el problema.
Antonio se quedó más solo que Gary Cooper en “A la hora señalada”.
El reglamento de conformación de la gremial del hospital establecía que la minoría ocupaba dos bancas, y fueron precisamente esos dos únicos profesionales los que decidieron encarar el problema seria y responsablemente. Uno de ellos era Edgardo.
Tuvieron que trabajar incansablemente para conseguir reunir unos pocos elementos que pudieran ponerse a consideración del tribunal de ética.
Los compañeros a los cuales convocaban para prestar declaración eran rápidamente interceptados por los socios del poder hegemónico, y disuadidos de concurrir.
Fueron muy pocos, en general aquellos que por muy diversas razones ya habían sido perjudicados en su carrera profesional, los que aceptaron declarar. En algunos casos, inclusive esas razones (inasistencias, impuntualidad) desautorizaban al declarante, debiendo Edgardo y su compañero solicitar las disculpas del caso.
Las semanas y los meses fueron pasando, y la gremial aclaró que el tribunal de ética sesionaría luego de las fiestas de fin de año, para no ensombrecer el espíritu de las mismas. Y lanzó en cambio la invitación para una cena de despedida del año, que se llevaría a cabo ese mismo viernes.
Una cena que, se suponía, debía contribuir a la reconciliación y el reencuentro.
Pero, sin embargo, servía para acentuar aún más los enfrentamientos.
Para hacer las cosas aún más difíciles, la mayoría gobernante en la gremial había comisionado a Edgardo para que distribuyera las invitaciones y confirmara las asistencias.
-¿Entonces, lo invitamos o lo condenamos por anticipado? Redobló la apuesta Mariano.
Edgardo tomó el sobre dirigido a Antonio. Se lo llevaría personalmente. Si Antonio no concurría, él tampoco. Pero no aceptaría más ni un solo excluido.

Se tiran conmigo
(José Lisandro Díaz – Luis Díaz)

Estoy mirando de frente, pasar la vida fulera
Deambulando, sin un cobre, sin tener dónde dormir,
Los amigos no se arriman, se florean con gambetas
La mina no quiere “lola”, se entreveró con un gil.
Los últimos tristes mangos, traté de multiplicarlos
Jugándole a Leguisamo, por un pescuezo perdió,
Y en la carrera siguiente le aposté a Rubén Quinteros
Y el “maestro” sobre el disco, del todo me amasijó.

Y hasta mi viola querida
También se tira conmigo,
Ya no escucho más sus trinos
Sus cuerdas no aguantan más.
Y el patrón de casa, chivo
Mi bulín ha empaquetado,
Sus puertas me ha clausurado
Por no poderle abonar.

Nunca vi en mi vida rea, tanta mishiadura junta,
"No la veo", ni siquiera por una casualidad,
La providencia está ausente y hasta el botón de la esquina
Me mira como diciendo: “¿En qué cosas andarás?”
Pobre, la piba del quiosco, que todas las tardecitas
Me daba los cigarrillos, de sotamanga, al pasar,
Un chabón que nunca falta, hizo correr la bolilla
El viejo la campanea y ya ni puedo fumar.

Y el corazón amurado
Me está tirando la bronca,
Aguantáte, no seas boncha
Que, si no, pierdo la fe.
Si hasta la luz del bulín
Con la contra corre en yunta,
Por falta de “menesunda”
Que se llama... querosén

domingo, 7 de diciembre de 2008

Derroche - Ana Belén



SALA DE ESPERA: LO QUE NO LLEGA AL CONSULTORIO

Por Mario Martínez

-Deberíamos retomar entonces los principios de la Atención Primaria de la Salud, dijo un representante de los residentes a la asamblea hospitalaria.
-¿Vos crees entonces necesario cambiar la estrategia? Preguntó una de las enfermeras.
-Yo me refería más bien a que constituya nuestra filosofía, aclaró entonces el residente.
Patricia no pudo evitar preguntarse por qué habría elegido una especialidad que requería siempre ser explicada. ¿Por qué médica de atención primaria?
Cuando uno decía terapia intensiva, casi nadie dudaba de a qué se refería. Recordaba incluso cuando salió un tiempo con un residente de esa especialidad (¡Cuántas cargadas tuvo que soportar de sus compañeros por eso!). Cada vez que alguien preguntaba a qué especialidad se dedicaban, cuando ella contestaba venía irremediablemente la repregunta. Terminaba enredada en un sinnúmero de palabras que confundían y aburrían a todo el mundo. Incluso un poco a ella también.
¿Por qué los que se reunieron en Alma-Ata no habrán hecho una definición más sencilla, más comprensible?
-Había que llenar muchas hojas con muchas palabras, opinaba su amiga Jimena.
-Che, le preguntó su amiga: ¿Te volvió a ver el muchacho ese?
-Viene a la curación regularmente dos veces por semana, como le dije.
-¿Y? ¿Te dijo algo? Volvió a preguntar Jimena.
-Nada, respondió Patricia. –Viene, me mira, me cuenta un montón de cosas, me dice algo lindo, y se va.
-¿Y por qué no lo encarás vos? La desafió Jimena.
Claro, como si fuera tan fácil, pensó Patricia. Y se dio cuenta que Ricardo, así se llamaba el muchacho, también empleaba muchas palabras para llenar el tiempo, pero terminaba diciendo poco, casi nada.
-Tenemos que retomar los ideales de justicia y equidad en el acceso y la atención de la salud, continuaba el residente hablándole a la asamblea.
Patricia reconocía en cambio que su especialidad era insuperable en eso de comprender a la persona que consultaba. Los otros especialistas se sentían atraídos por el diagnóstico. Para ella y sus compañeros, en cambio, toda la persona resultaba atractiva e interesante. Incluso era más atractivo cuidar que tener que curar. Ellos eran especialistas en comprender al otro integralmente.
Por eso estaba segura que lo que tenía Ricardo era timidez. Que si algo o alguien lo alentaban un poco, arrancaría.
-¿Me podrás atender? Preguntó Ricardo cuando ella salió del consultorio.
-¿Y vos? ¿Me atenderías un día de estos a mí? Le disparó Patricia.
El brillo en la mirada de Ricardo le indicó que había hecho vibrar la cuerda adecuada, que las palabras ahora estarían de más, que había llegado la hora de otros lenguajes.


Derroche
Ana Belén. (Veneno para el corazón)

El reloj de cuerda suspendido
el teléfono desconectado
en una mesa dos copas de vino
y a la noche se le fue la mano...
Una luz rosada imaginamos
comenzamos por probar el vino
con mirarnos todo lo dijimos
y a la noche se le fue la mano...
Si supiera contar todo lo que sentí
no quedó un lugar que no anduviera en ti.

Besos, ternura,
qué derroche de amor,
cuánta locura.

Que no acabe esta noche,
ni esta luna de abril
para entrar en el cielo
no es preciso morir.

Besos, ternura,
qué derroche de amor,
cuánta locura.

Parecíamos dos irracionales
que se iban a morir mañana.
Derrochamos no importaba nada
las reservas de los manantiales.
Parecíamos dos irracionales
que se iban a morir mañana,
Si supiera contar todo lo que sentí
no quedó un lugar que no anduviera en ti.

Besos, ternura,
qué derroche de amor,
cuánta locura.
Besos, ternura,
y la noche es testigo
de esta inmensa locura.
Besos, ternura,
nuestra ruta de amor
se convierte en ternura.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Mensajes del Programa del viernes 21 de noviembre

Nelly de San Cristobal: La película que más le gusta es "Love Story" (1970). Esta habla de una clásica historia de amor en donde él es un joven adinerado y ella es hija de un pobre inmigrante. Pueden vencer las dificultades de sus diferentes clases sociales, pero finalmente una enfermedad como la leucima destroza a la pareja.

Gabriela de Caballito: Tiene dos películas que le gustan mucho y están relacionadas con la salud. Una es "Hombre mirando al sudeste" que habla de la relación entre el paciente con una enfermedad mental y el psiquiatra. La otra es "Darse cuenta" en donde un chico es atropellado y gracias al apoyo de un médico sale adelante.

Graciela de Flores: Para ella no es lo mismo ver una película en la televisión que en el cine, porque en el cine puede meterse dentro del film, y disfrutarla mucho más. Para Diego: a ella "Gritos y susurros" le impactó mucho también, y le encantaría volver a verla