viernes, 8 de agosto de 2008

SALA DE ESPERA VIII

SALA DE ESPERA Nº 8. Lo que no llega al consultorio.

Humor y Salud
Mario Martínez

Recordaba que de niño con su madre aprendió a odiar las vitaminas.
Cada comienzo de invierno significaba tener que ingerir esos jarabes de sabor horrible.
Llegada la adolescencia y los estudios en la Facultad, comprendió que luego de dos noches sin dormir y con un examen por delante, estos recursos farmacéuticos podían mejorar los resultados. Además, la tecnología había transformado los horribles jarabes en simpáticos comprimidos, lo que las volvían aún más tolerables.
A medida que sumaba años, fue ampliando las oportunidades en que las utilizaba: en julio para poder hacer frente a la segunda mitad del año, antes de una entrevista, en una convalecencia. Fue así como pasaron a ocupar un sitial de privilegio en su mesa de luz.
Ahora estaba en una edad en la que ya no pasaban desapercibidos los excesos. Cuando salía a comer afuera, tenía que conciliar, además de la gula y el precio también con cierta censura sobre aquellos ingredientes que ya le habían dado más de un disgusto. Sin distraer un cierto número mínimo de horas de descanso, encontraba espacios habituales para ejercicios moderados que tonificaban sus músculos y despejaban su mente.
Había comenzado también a buscar por Internet cuestiones relacionadas con la disfunción sexual. No por él, estaba perfecto. Pero alguno de sus amigos le había confesado que las cosas ya no eran como antes, y prefirió adoptar una conducta preventiva.
Era la tercera página web que consultaba. Todas coincidían en destacar los efectos energizantes de los compuestos vitamínicos. En la farmacia-shopping encontró tres góndolas dedicadas a este tipo de medicamentos. Se le hacía muy difícil elegir, por lo que se dejó llevar por su intuición.
Justamente fue uno de sus amigos el que le hizo la observación: si había decidido tomar vitaminas todos los días ¿No sería correcto consultarlo con su médico?
Lo primero que le aclaró es que él no tenía un médico personal y que sería muy largo de explicar para alguien que no lo conociera. Además ¿Había algo más bueno que las vitaminas?
Ese fin de semana pintaba excepcional. Los “chicos”, como todavía los llamaba a pesar de haber superado los veinte años estarían fuera de casa. Su esposa y él estarían solos después de muchos años…
Decidió que tendría un comportamiento ejemplar. Desde el lunes comenzó a calcular la dosis que le permitiría tener un desempeño brillante.
No hubo nadie que pudiera alertarlo acerca de que esas sales de magnesio que venían asociadas a las vitaminas, a cierta dosis se comportan como laxante…
Pasó todo el fin de semana en el baño. Recordando a su mamá, los jarabes, tantas cosas.

Cantata Laxatón
Gerardo Masana (1965) – Les Luthiers
(Fragmentos)

Coral
Normaliza y estimula el tono intestinal

Recitativo
La presentación líquida, por su agradable sabor, es ideal para los niños.

Aria Bajo
No debe ser utilizado cuando hay náuseas, vómitos, o cuando hay dolor abdominal.

Coro
Oh Laxatón, laxa, purga, cura, sana y rehabilita el intestino.

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