sábado, 19 de septiembre de 2009

SALA DE ESPERA: Lo que no llega al consultorio...


Por Mario Martínez

Isabel formaba parte de la Comisión Vecinal, y era la delegada para participar en las reuniones del Consejo de Salud que se reunía mensualmente en la Unidad Sanitaria.
Era una mujer joven y de convicciones firmes. Tuvo la oportunidad de estudiar y no la desaprovechó, ampliando con conocimientos su natural inteligencia.
Además, era una mujer bonita. Su piel reflejaba su raza. Y en esta parte del mundo también su clase social.
Leandro, el enfermero de la Unidad Sanitaria, comentaba que tenía que salir a alinear las baldosas cada vez que Isabel pasaba por la vereda.-Si la ves caminar, es imposible que no te pase algo, afirmaba.
Sergio, en cambio, es médico, y apenas sonríe cuando Leandro hace ese tipo de comentarios. Lo que sucede es que a él Isabel le impresiona mucho. Es decir: le gusta mucho, pero concluyó que jamás se lo dirá. La considera muy lejana a sus posibilidades.
Ese sábado se reunía el Consejo de Salud para escuchar el informe epidemiológico que el Hospital había elaborado en base al año 2008. El encargado de la lectura era precisamente Sergio.
-Durante el año 2008, comenzó Sergio, el Hospital, con 90 camas, tuvo 2.400 egresos, esto es, 2.350 pacientes que fueron dados de alta y 50 que fallecieron. En promedio cada paciente estuvo internado 13 días. 760 fueron niños, 810 partos y 830 se repartieron entre clínica y cirugía. Los pacientes fallecidos corresponden exclusivamente a estas dos últimas categorías.
-En cuanto a consultorios externos, siguió Sergio, el Hospital realizó 71.900 consultas: 14.000 entre clínica y cirugía, 3.500 de pediatría, 2.400 de obstetricia, 28.800 de guardia y el resto controles de salud en todas sus formas.
-¿No son pocas consultas de obstetricia? Quiso averiguar Isabel.
-Mirá, comenzó a responder Sergio, nos da un promedio de tres consultas por cada embarazada. Queremos llegar a cinco, pero nos cuesta mucho conseguir que la primera consulta por control de embarazo se haga precozmente.
-Con otras vecinas estuvimos haciendo un afiche para fomentar el control precoz, explicó Isabel, y comenzó a desplegar el afiche sobre la mesa.
Ante cada pregunta de los asistentes, Isabel estiraba su cuerpo sobre el afiche para señalar con más precisión. Sergio se dio cuenta que le prestaba mucha más atención al cuerpo de Isabel que al afiche.
-¿Y vos como lo ves, Sergio? Le disparó Leandro a quemarropa.
Sergio tuvo que pensar rápido una respuesta, tratando de disimular que lo único que había visto con atención no era precisamente el afiche.
-Bien, comenzó Sergio, me parece bien. Restaría saber como vamos a financiar la impresión.
-Pensamos en algo, le respondió Isabel, después de la reunión te lo cuento.
-Bueno, se animó Sergio, después de la reunión dejo que me lo cuentes…


La flor de la canela
(Chabuca Granda)

Déjame que te cuente limeño
Déjame que te diga la gloria
Del ensueño que evoca la memoria
Del viejo puente, del río y la alameda

Déjame que te cuente limeño
Ahora que aún perfuma el recuerdo
Ahora que aún se mece en un sueño
El viejo puente, el río y la alameda

Jazmines en el pelo y rosas en la cara
Airosa caminaba la flor de la canela
Derramaba lisura y a su paso dejaba
Aromas de mistura que en el pecho llevaba

Del puente a la alameda, menudo pie la lleva
Por la vereda que se estremece al ritmo de su cadera
Recogía la risa de la brisa del río
Y al viento la lanzaba, del puente a la alameda

Déjame que te cuente limeño
Ay, deja que te diga, moreno, mi pensamiento
A ver si así despiertas del sueño
Del sueño que entretiene, moreno, tu sentimiento

Aspira de la lisura que da la flor de la canela
Adornada con jazmines, matizando su hermosura
Alfombra de nuevo el puente, y engalana la alameda
Que el río acompasará su paso por la vereda

Y recuerda que

Jazmines en el pelo y rosas en la cara
Airosa caminaba la flor de la canela
Derramaba lisura y a su paso dejaba
Aromas de mistura que en el pecho llevaba

Del puente a la alameda menudo pie la lleva
Por la vereda que se estremece al ritmo de su cadera
Recogía la risa de la brisa del río
Y al viento la lanzaba, del puente a la alameda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Omar de Quilmes: El gobierno nacional gobierno pero no es el estado nacional, porque no se planifica a largo plazo y se ha precarizado el trabajo y se ha desmantelado el país productivo. Eso lleva a un empobrecimiento general mientras quienes gobiernan se preocupan por pagarle al Club de París y por la ley del negocio de las comunicaciones.

Marcelo de Isidro Casanova: Saluda a la mesa. Desea una feliz primavera y se pregunta porqué sortean los cupones ganadores de las raspaditas de lotería si todos debieran tener premio.

Alejandra de San Cristobal: Lo más grave de la pobreza estructural es que se pierde el sujeto de derecho y así toda posibilidad de reclamos. Si bien es importante medir la pobreza por ingreso cree que la pobreza estructural es aún más profunda.